Reales gestos, gestos reales

Señor:

Hace ya algún tiempo, escribí un artículo en forma de "carta abierta" que ningún medio de comunicación quiso publicar. No creo que por deficiencia de sintaxis o lo superfluo del contenido.
En él trataba de exponer, en lenguaje llano, cual era la situación que a mi juicio se había creado con ocasión del cese de un Teniente General. "El primero en muchos años", se apresuró a enfatizar un exministro en television.
Hoy retomo de alguna manera el asunto en réplica a un artículo de Ansón que reclama para SM un Aventino palaciego, malinterpretando, creo, los preceptos que para vuestra augusta persona establece la Constitución, de poder moderador, neutralidad, irreponsabilidad política etc.
Han bastado, Señor, apenas unos gestos de VM, para que toda la faramalla creada en oscuros laboratorios por esquinados alquimistas, haya caído como abatida por un papirotazo de viento purificador.
La visita a las tropas ¡cuánto la echábamos de menos! ; el arranque españolísimo, en frase feliz, que hizo callar al caudillo boquirroto...incluso la emoción que VM sintió al ser aplaudido por la gente de uniforme, esa misma a la que, en el artículo que le citaba,Señor,y en repugnante elusión, ignora Ansón, al no mencionarla,como asistente a la celebración del septuagésimo aniversario de SM.
Ha apuntalado Señor, con un par de gestos, el andamiaje de una forma de entender España; incluso algunos percibimos que algunos medios de comunicación hablan con menos profusión de aquéllo de "romper el protocolo", siendo que los grandes capitanes lo rompen lo justo, e incluso vemos a VM con fuerzas renovadas.
Son tiempos raros Señor. El profesor Otero Novas, que formó parte de dos Gobiernos de SM, hablaba en ilustradísima conferencia de un cambio de ciclo político y social según vienen rigiendo los tiempos históricos. No sé qué depararan al mundo y a nuestra Patria. En cualquier caso, Majestad, reforzada la Monarquía y despejado por el momento, el camino al Príncipe, nunca estará de más aminorar las ansias quietistas de Ansón y pedirle a VM gestos como los que hemos glosado. Si peligroso es Tarik, repugnante lo es Bellido Dolfos y solo es una licencia literaria, no me refiero a nadie.
Ahora se trata de que nos dejen querer a España, Señor, de cosas tan simples y a la vez trágicas como que Regina Otaola pueda vivir en paz. De que nadie queme nuestra bandera.

Un poeta vasco escribió:
Toro español, creciéndote al castigo,
a fuerza de valor y de riñones.
Tremendas son, y ciegas, tus razones.
La sangre testifica. Callo y sigo.

Hermosos versos. Que la ceguera sea la de otros.