EL COÑAZO


Dijo la prensa un día que don Mariano Rajoy, a la sazón, jefe de la leal oposición pronunció una frase rotunda, corta, epigramática, de esas en que los españoles somos académicos: Qué coñazo.
Pasaban miles de soldados, abigarrados, barbados y barbilampiños, condecoraciones en la pechera: Afganistan, Libano, Somalia...era domingo.
D. Mariano se sumaba así a todos aquéllos que no ven en ritual militar nada que les emocione, que les conmueva. Nada, un coñazo.
Yo puedo entender al notario de Pontevedra; nada llega al almario de cada quien de la misma forma y además era domingo. La mirada altiva, mira ahí viene el Tercio...las chirimías que tanta gracia hacían a un locutor de TVE ya periclitado...los Regulares...
Lo decía Spengler(con perdón), el gesto externo crea la disciplina interna...
Puedo entender, ya digo a don Mariano. Incluso soy de la opinión que cuanto menos ritual, mejor. Hay que guardarlo como oro en paño. Resguardarlo. Yo por ejemplo soy de riojita en casa y gramófono con los coros de la radiotelevisión. Que no me amargue un comentario, un codazo lacerante. Entiendo pues a todos los que mariano son.
He puesto la tele y solo veo barcenas por todas partes y en todos los partidos y no puedo por menos que decirme, qué coñazo, que triste e inmenso coñazo.