SE MUERE UN CURA ANTIPÁTICO


Es de Soria y ejerce. Aspero y frio. Rostro aquilino y mirada de las que ya te han condenado. Pero ha sido un cura de tralla. Como los grandes generales, inaccesibles en lo fútil pero que los quieres de jefes en la batalla. A éste cura yo creo que se la ha traído al pairo los cónclaves y concilios y no por soberbia sino porque lo sabe todo, mas allá de documentos y códices miniados, de moral oportunista.
Se ha fajado con los viejos, ha pateado sanatorios y ha rezado como un jabato. Y siempre en cura, que ya es difícil.
Hay quien se liberará de su presencia y es que como dice un librito de una prelatura a la que él pertenece, no somos monedas que a todos guste. D. Antonio, como un Camilo de hoy, se ha peleado con un alcalde, salió en cierta ocasión del confesonario como un poseso a apostrofar a una bella señorita cuyo tamaño de falda era ciertamnente mejorable y cambiaba de fila a las feligresas que no guardaban correctamente la cola de la comunión. Cuarenta y siete años peleando, trabajando y rezando.
La última misa que ofició fué realmente triste. Un titán empequeñecido y desorientado por la puñetera enfermedad de los viejos. Auxiliado por un panchito(¿ya no hay presbíteros españoles?), que le ayudaba a no trastabillear o equivocarse de preces.
No sé cuanto le quedará, yo le echaré de menos. Era un amigo al que se frecuenta menos de lo debido pero al que se quiere.