Monday, June 05, 2006

APÓSTATA VERBAL

Como la tarde se prestaba al paseo y a la reflexion, a la que los humanos nos damos en determinadas situaciones, allá me fuí a disfrutar de un dulce "promenade", que en cursi y en francés significan paseo, como indicaba al comenzar estas líneas.
Santa Cristina es una playa infravalorada, quizá por próxima, por habitual, como de familia. El caso es que pasear por su pequeño malecón, o bordeando el parque, que es un poco tristón y lo han bautizado con el nombre de un masón que se rebeló contra España, pasear por allí, digo, es un ejercicio de catársis que recomiendo a quienes no gusten de conducir en exceso para arribar a parajes mas exóticos.
La cosa iba razonablemente bien, quizá un calor no habitual y los inevitables ruidos del tráfico, pero agradable. Y digo, iba, porque inopinadamente hizo su aparicion en escena un quinteto que rompió, por lo menos, la armonía emocional que presidía el ánimo de quien les cuenta esta historia.
Dos matrimonios entre los 40 y los 45 y un pequeño botarate de unos 12 años, gordo, lo cual no es epíteto sino simple definición, deglutiendo tremeno helado y atento a lo que su idolatrado padre, deduzco que lo era porque las medidas antropomórficas eran semejantes, ´relataba a voz en grito, al resto del grupo.
En un momento dado, el primate mayor, hizo una aseveracion acompañada de un sonoro "me cago en dios", que cosechó las risas paroxisticas del simio menor, el del helado, como si el primate dominante estuviera actuando en un programa de monólogos que tanto se llevan a la sazon.
Alli, creo, no había aparente intención de ofender. El simio mayor probablemente hable así.
Me dió pena. Aquel gordito crecerá admirando a su padre y si en el colegio o en el instituto, en clase de Etica, le hablan de respeto, él tardará mas de lo habitual en asimilar el concepto. Probablemente le falten a su padre 20 años de estudio. Pero no medios económicos ¿eh?. Menudo coche.
A mí, ya digo, me dejó mal cuerpo.
Que digo yo, que quizá se trate de una apostasía verbal. Express, como los secuestros. Sin necesidad de borrarse en la parroquia. Hasta otra, amigos. FELIPE GARCIA CASL
APÓSTATA VERBAL

Como la tarde se prestaba al paseo y a la reflexion, a la que los humanos nos damos en determinadas situaciones, allá me fuí a disfrutar de un dulce "promenade", que en cursi y en francés significan paseo, como indicaba al comenzar estas líneas.
Santa Cristina es una playa infravalorada, quizá por próxima, por habitual, como de familia. El caso es que pasear por su pequeño malecón, o bordeando el parque, que es un poco tristón y lo han bautizado con el nombre de un masón que se rebeló contra España, pasear por allí, digo, es un ejercicio de catársis que recomiendo a quienes no gusten de conducir en exceso para arribar a parajes mas exóticos.
La cosa iba razonablemente bien, quizá un calor no habitual y los inevitables ruidos del tráfico, pero agradable. Y digo, iba, porque inopinadamente hizo su aparicion en escena un quinteto que rompió, por lo menos, la armonía emocional que presidía el ánimo de quien les cuenta esta historia.
Dos matrimonios entre los 40 y los 45 y un pequeño botarate de unos 12 años, gordo, lo cual no es epíteto sino simple definición, deglutiendo tremeno helado y atento a lo que su idolatrado padre, deduzco que lo era porque las medidas antropomórficas eran semejantes, ´relataba a voz en grito, al resto del grupo.
En un momento dado, el primate mayor, hizo una aseveracion acompañada de un sonoro "me cago en dios", que cosechó las risas paroxisticas del simio menor, el del helado, como si el primate dominante estuviera actuando en un programa de monólogos que tanto se llevan a la sazon.
Alli, creo, no había aparente intención de ofender. El simio mayor probablemente hable así.
Me dió pena. Aquel gordito crecerá admirando a su padre y si en el colegio o en el instituto, en clase de Etica, le hablan de respeto, él tardará mas de lo habitual en asimilar el concepto. Probablemente le falten a su padre 20 años de estudio. Pero no medios económicos ¿eh?. Menudo coche.
A mí, ya digo, me dejó mal cuerpo.
Que digo yo, que quizá se trate de una apostasía verbal. Express, como los secuestros. Sin necesidad de borrarse en la parroquia. Hasta otra, amigos. FELIPE GARCIA CASL
APÓSTATA VERBAL

Como la tarde se prestaba al paseo y a la reflexion, a la que los humanos nos damos en determinadas situaciones, allá me fuí a disfrutar de un dulce "promenade", que en cursi y en francés significan paseo, como indicaba al comenzar estas líneas.
Santa Cristina es una playa infravalorada, quizá por próxima, por habitual, como de familia. El caso es que pasear por su pequeño malecón, o bordeando el parque, que es un poco tristón y lo han bautizado con el nombre de un masón que se rebeló contra España, pasear por allí, digo, es un ejercicio de catársis que recomiendo a quienes no gusten de conducir en exceso para arribar a parajes mas exóticos.
La cosa iba razonablemente bien, quizá un calor no habitual y los inevitables ruidos del tráfico, pero agradable. Y digo, iba, porque inopinadamente hizo su aparicion en escena un quinteto que rompió, por lo menos, la armonía emocional que presidía el ánimo de quien les cuenta esta historia.
Dos matrimonios entre los 40 y los 45 y un pequeño botarate de unos 12 años, gordo, lo cual no es epíteto sino simple definición, deglutiendo tremeno helado y atento a lo que su idolatrado padre, deduzco que lo era porque las medidas antropomórficas eran semejantes, ´relataba a voz en grito, al resto del grupo.
En un momento dado, el primate mayor, hizo una aseveracion acompañada de un sonoro "me cago en dios", que cosechó las risas paroxisticas del simio menor, el del helado, como si el primate dominante estuviera actuando en un programa de monólogos que tanto se llevan a la sazon.
Alli, creo, no había aparente intención de ofender. El simio mayor probablemente hable así.
Me dió pena. Aquel gordito crecerá admirando a su padre y si en el colegio o en el instituto, en clase de Etica, le hablan de respeto, él tardará mas de lo habitual en asimilar el concepto. Probablemente le falten a su padre 20 años de estudio. Pero no medios económicos ¿eh?. Menudo coche.
A mí, ya digo, me dejó mal cuerpo.
Que digo yo, que quizá se trate de una apostasía verbal. Express, como los secuestros. Sin necesidad de borrarse en la parroquia. Hasta otra, amigos. FELIPE GARCIA CASL