Tuesday, April 01, 2008

La Legión nació en Chicote


Mi infancia fué una mezcla heterogénea de sensaciones. Supongo que como la de cada quién. Olores, balones de fútbol, sayones de maristas y elegantes manteos dominicos, celtas cortos, conversaciones sobre las incipientes protuberancias de nuestras compañeras de barrio. "Del rosa al amarillo".
Pero tambien lo fueron las interminables conversaciones de mi padre, mas bien soliloquios, sobre La Legion. Las ilustraba de vez en cuando con unas cuidadas fotografías en las que explicaba los lugares y ponía nombre a aquellos actores estáticos de camisas abiertas y gestos, para mí,inquietantes. Larache, T zenin...
Mi padre ocupaba el centro del daguerrotipo porque era el actor principal. Lucía bien. Con cierta apostura que yo siempre envidié. Botas altas, divisas de Capitan y una pipa que conservo en mi mesa de trabajo. De vez en cuando, un perro dogo alemán, blanco y negro. Ali se llamaba.
Hablaba y no paraba de La Legión. De personajes curiosos, broncas, putas, sacrificio, lealtad y de un extraño código consuetudinario mas allá de lo que sus fundadores imprimieron con letras de molde. Un bushido, a la española.
Yo no entendía mucho aquéllo, pero me .gustaba. Algunas veces se levantaba y en un Telefunken de última hora hacía sonar el himno: grandioso, hecho para entroncar con los Tercios de Flandes y para el futuro. Lo cantaba el "Coro de hombres de Madrid" en un microsurco de "Columbia" y el precio en la carátula señalaba setenta y .cinco pesetas.Y el olor a pipa.
Otras veces ponía "Las Leandras" y me decía "...pues el que fundó La Legion era de La Coruña y fué padrino de boda de la que canta ésto del pasacalle de Los Nardos".
De todos los sucedidos hubo uno que me hizo ver la luz, como si de un rito masónico iniciático se tratara. Parece ser que a un Teniente de La Legión, pequeñito, un alfeñique , decía mi padre, se le ocurrió ir a Chicote sólo y de uniforme a tomar una copa y echarse unas parrafadas con las suripantas del lugar. Un fornido y esquinado personaje del lumpen madrileño mirándolo aviesamente le espetó : "Yo me cago en La Legión". Una vez pasado el tumulto el esmirriado Teniente le decía a un compañero: "...joder , no me quedó mas remedio que atacar, soy legionario".
Ahí ví yo la luz. Eso era el Tercio, las ostias que le dieron al teniente, el meterse el miedo en los güevos, el no achantarse ante los soberbios, el nunca caminarás sólo y el querer a su país con la fé del carbonero. Hay mas filosofías, todas válidas.
En La Coruña está Millán Astray petrificado. Esbelta y acertada figura. De vez en cuando los hijos de puta lo denigran de muerto porque en vida no pudieron. De vez en cuando coronas de desagravio. Ahora parece que se lo quieren llevar definitivamente.
Se recuerda "el muera la inteligencia" en su polémica con Unamuno y sólo Raúl del Pozo tuvo la honradez intelectual al aclarar que fúe como consecuencia de un exabrupto del prócer.
Tambien lo recordaba Umbral cuando ponía en boca de Millán Astray lo siguiente : " No te pongas histórico hijo, que hasta la intelectualidad vale una guerra( se lo decía a Dionisio Ridruejo). Yo ya no soy el que gritó muera la inteligencia, Soy mas viejo que Franco y mas veterano. él y yo nos vamos mañana temprano al frente, quizá a morir por vosotros,los intelectuales. Ya véis si respeto yo la inteligencia".
Un día al año los epígonos y admiradores de Valle Inclán ponen en su busto de piedra una bufanda blanca. A mí me gustaría que al general tuerto, manco y fiambre le dejaran en paz y a ser posible le pudiéramos tocar alguna vez con un chapiri. Viva el Tercio compañeros. Amigos.