LUNFARDO
La estética de la izquierda anda dando bandazos. Primero conquistó la barba y la trenca como elementos distintivos de su militancia e incluso algún humorista, no recuerdo si Forges, dibujaba así a sus personajes, con un ejemplar de "El País" bajo el brazo. Luego pasó la izquierda por la época de la mayoría social, haciendo ver que la derecha no existía, es decir, asumió en su totalidad al pueblo soberano y se mimetizó con él.
Ahora estamos en la estética del bombo. Siempre hay unos señores que tocan el bombo, con amplios calzones de vivos colores, que nos recuerdan que no hay justicia social. La estética del pañuelo de Hebe Bonafini todavía no ha llegado pero todo se andará.
El escrache es lunfardo puro, es decir bronca, brillo de faca y a lo lejos una milonga lastimera. También se ha importado el escrache; como el bombo. La estrella amarilla, el amedrantamiento, el acojone.
Hebe de Bonafini es una conspicua defensora de ETA y dice Cristina Cifuentes que Ada Colau se dá el pico con Bildu. Por cierto ¿como irá el anucio de querella de Colau contra Cifuentes?.
Siempre decimos que la realidad se cambia modificando las palabras y así es. Usted pasa a la acción directa, señala, aporrea y amedrenta, pero recurre al lunfardo, y ya tiene un cambio mas benigno de tipo penal: el escrache. Como un lenitivo, una circunstancia modificativa, a la baja, del tipo penal.
Visto el panorama social y la que hay liada ¿qué pensará el supervisor de nubes?.
La estética de la izquierda anda dando bandazos. Primero conquistó la barba y la trenca como elementos distintivos de su militancia e incluso algún humorista, no recuerdo si Forges, dibujaba así a sus personajes, con un ejemplar de "El País" bajo el brazo. Luego pasó la izquierda por la época de la mayoría social, haciendo ver que la derecha no existía, es decir, asumió en su totalidad al pueblo soberano y se mimetizó con él.
Ahora estamos en la estética del bombo. Siempre hay unos señores que tocan el bombo, con amplios calzones de vivos colores, que nos recuerdan que no hay justicia social. La estética del pañuelo de Hebe Bonafini todavía no ha llegado pero todo se andará.
El escrache es lunfardo puro, es decir bronca, brillo de faca y a lo lejos una milonga lastimera. También se ha importado el escrache; como el bombo. La estrella amarilla, el amedrantamiento, el acojone.
Hebe de Bonafini es una conspicua defensora de ETA y dice Cristina Cifuentes que Ada Colau se dá el pico con Bildu. Por cierto ¿como irá el anucio de querella de Colau contra Cifuentes?.
Siempre decimos que la realidad se cambia modificando las palabras y así es. Usted pasa a la acción directa, señala, aporrea y amedrenta, pero recurre al lunfardo, y ya tiene un cambio mas benigno de tipo penal: el escrache. Como un lenitivo, una circunstancia modificativa, a la baja, del tipo penal.
Visto el panorama social y la que hay liada ¿qué pensará el supervisor de nubes?.